Estos son algunos de los fallos que jamás deberías permitirte:
* Descuidar previamente la entrevista telefónica. Esa llamada previa es el primer paso para llegar a la entrevista personal. No la descuides. Debes ser conciso y asegurarte de que estás en un lugar en el que puedes hablar, desde donde tu interlocutor te va a escuchar perfectamente. Evita los monosílabos ya en esta primera conversación.
Ten en cuenta que los entrevistadores pueden descartar a algunos candidatos tras ese primer contacto de la entrevista telefónica.
* Llegar sin los deberes hechos. No haber buscado toda la información posible sobre la compañía y sobre el puesto es otro de los graves errores. Tampoco es positivo que demuestres una falta de interés acerca de quién o quiénes te van a entrevistar.
* Causar mala impresión por el aspecto, la vestimenta o los modales. No olvides que todos estos factores los controlas tú y que con esta información el entrevistador, consciente o inconscientemente, te descartará pensando que habrá otra persona que cause mejor impresión. Lleva ropa adecuada a cada entrevista. El sentido común te ayudará en cada caso. El móvil debe estar apagado y preferiblemente fuera de la mesa.
* Interrumpir al interlocutor. Espera el momento para intervenir, deja que el consultor formule las preguntas y tómate tu tiempo antes de contestar. Evita la precipitación. Recuerda que deberías haber preparado la entrevista y tener un cierto “guión y discurso” para resultar estructurado y coherente.
* Hacer demasiadas preguntas al comienzo. No cometas el error de olvidar la regla del 50-50: la mitad del tiempo habla el entrevistador; y la otra mitad, tú. Todavía habrá menos tiempo para ti si son dos los entrevistadores.
* Ser demasiado lacónico en las respuestas. Tus respuestas han de durar más de 20 segundos y menos de 2 minutos. No hace falta llevar un cronómetro para ser consciente de eso. Evita los monosílabos. No divagues a la hora de responder a las preguntas de tu entrevistador.
* Tomar apuntes en los primeros momentos. Eso suele impacientar al entrevistador.
* No conocer tu propio currículo. Estudia tu propia vida laboral. Si pones algo en el currículo y luego no eres capaz de respaldarlo en la entrevista habrás cometido un error garrafal.
* Criticar a tu empresa o a tus jefes anteriores. Hablando mal de otros sólo consigues descalificarte a ti mismo.
* Cometer fallos que tienen que ver con el lenguaje no verbal. No mirar a los ojos a tu entrevistador. No asentir. Sentarse incorrectamente. No juegues con la alianza durante la entrevista ni te muevas continuamente en el asiento ni arrastres los pies: hace resonar la inquietud en el entrevistador y despiertas sus posibles debilidades.
* Mendigar o humillarse solicitando el puesto. Deja claro que te interesa y que respondes a él. Mantén el tipo y la gallardía, aunque te mueras por el puesto.
* Hablar de dinero en la primera cita. Preguntar por el sueldo es una cuestión perdedora. A nadie le interesa contratar a un candidato motivado por el dinero.
* Preguntar por el horario. Hazlo sólo si buscas que te descarten. Es infalible.
* La falta de puntualidad. No vale la pena llegar antes de tiempo y mucho menos llegar tarde a una entrevista de trabajo. Transmites la imagen de ser una persona poco formal. Si vas a llegar tarde por algún imprevisto puedes hacer una llamada para avisar a la persona que te espera de tu retraso.
* Mostrarse apático. Tienes una única oportunidad de generar una excelente impresión en tu interlocutor. Se positivo y entusiasta. Sonríe.
* Asumir compromisos para los que no estás preparado. No pierdas el tiempo en un proceso de selección para un trabajo que no aceptarás y no lo hagas perder a los demás.
* Falsear u ocultar información sobre tu vida personal. Genera desconfianza en el consultor, y seguramente significará el final de tu participación en el proceso en cuestión. Un buen consultor sabrá detectar incoherencias en la vida profesional de un candidato.
* Preguntar si eres el candidato idóneo para la posición. Transmites seguridad y confianza, pero a la vez arrogancia y escasa prudencia. Interésate por la cultura de la organización y por sus valores, ahí encontrarás la clave para determinar si eres el candidato adecuado, y si la compañía es adecuada para ti. Tampoco conviene que al finalizar la entrevista preguntes si lo has hecho bien.
* Acudir a la entrevista con familiares o amigos. Se trata de una reunión personal. Es lo que se conoce como padres helicóptero, que intervienen excesivamente en los procesos de selección de sus hijos, inquiriendo a los entrevistadores o pidiendo explicaciones a los empleadores son una influencia perjudicial para los candidatos. Las compañías ven en este tipo de "ayuda" innecesaria una falta de madurez o independencia de aquellos que buscan trabajo.
Fuente: Diario Expansión