Hacerse con una oferta depende, en gran parte, de superar una entrevista de trabajo en la que deberá demostrar que es la persona adecuada. El cara a cara con el entrevistador es definitivo, el pasaporte a un empleo. Escuchar, responder y demostrar con datos que el puesto le va como anillo al dedo es, en buena parte, el resultado de una estrategia para lograr ese objetivo. Sólo necesita tres minutos, lo que dura una canción o el mismo tiempo que emplean los emprendedores en vender su idea de negocio a los inversores. Es el elevator pitch -discurso del ascensor- del candidato. La rapidez y la seguridad son las claves para ser elegido. Tener preparado este discurso es el mejor salvoconducto, para ganar el puesto en una entrevista de trabajo. El reto es condensar la información de una carrera en tres minutos o menos a quien asegura que 30 segundos son más que suficientes para despertar el interés en el entrevistado. Estas pistas le servirán para armar el discurso:
- ¿Quién soy?Identifique cuáles son sus competencias, experiencia y qué puede aportar al negocio o a un nuevo proyecto. No hace falta que se remonte a una década atrás. Exponga lo más reciente, en cuanto a su formación y experiencia. Deje claro el liderazgo, sin caer en el egocentrismo. Analice cuáles son sus habilidades, piense en algún ejemplo, pero sin recrearse en exceso. Aunque parezca mucha información, esto no le llevará más de 30 segundos. La mejor receta para eliminar lo prescindible es escribir todo aquello que considere importante y luego reducir la lista, sin piedad, hasta quedarse con lo realmente relevante.
- ¿A qué aspiro? Tenga muy claro cuál es el trabajo que quiere. Si se trata de una entrevista para un puesto concreto cuente qué es lo que más le atrae, explique que haría para aportar valor añadido a la actividad y cuál sería su contribución para aumentar los resultados de negocio. No estaría de más que demostrara un conocimiento de la empresa que le entrevista. Evite concretar en exceso, ofrezca una visión general de sus objetivos, eso despertará la curiosidad del interlocutor. Elimine la jerga industrial; procure un discurso sencillo y que invite a preguntar.
- ¿Qué me ofrece? Escuchar al entrevistador también forma parte de esta estrategia. Lo más probable es que si ha despertado su interés le pregunte. Tras una respuesta firme y con seguridad, aproveche la oportunidad para preguntar usted. Esto reforzará su disposición por el puesto que le ofrece ahora o en un futuro.
Fuente: Expansión